La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
31 enero 2007
 
Números.

No se cómo se llama lo contrario a una Post Data, pero de tener nombre es lo que debería encabezar este texto. Lo escribí cagando leches y quiero añadir algo, así que a ello voy.

Les ví en la sala de espera del aeropuerto. Les ví de refilón, casi sin prestarles atención, pero algo se debió quedar grabado en mi cerebro, de no ser así no estaría ahora mismo escribiendo esto.

El avión hace unos diez minutos que ha despegado y acabo de sobrepasar la primera sábana de nubes y un Sol anaranjado rompe el horizonte y me traspasa a través de la ventanilla... por debajo de mí la sábana ha pasado a ser colchón.

Puede que haya sido por pensar en ese colchón por lo que me he acordado de ellos. Puede que haya sido al imaginar todos los colchones que han compartido.

Las despedidas me ponen melancólico, en mi vida he tenido que decir más "adioses" de los que hubiera deseado, por eso me invento las vidas de los desconocidos, y más cuando son desconocidos despidéndose. Puedo ponerles el final que quiera.

Usar un bolígrafo a modo de varita mágica es uno de los mayores placeres que nos brinda la puta vida. Hasta las mentiras puedes dulcificarlas al rasgarlas en papel. Y otra cosa no, pero mentiras hay muchas.

Pasan los años y te das cuenta de que todos mienten. Es ley de vida, hasta tus padres con el cuento de los Reyes Magos te toman el pelo. Sólo hay algo que lo veas por donde lo veas no te puede engañar. Los números. Tal vez sea por eso por lo que llevo pensando todo el día en esos "dos" del aeropuerto...

Entre los dos no sumaban más de cincuenta años, eso os da pie a la imaginación, menos de veinticinco otoños per cápita compartidos, a decir verdad, compartidos aún era menos de un otoño. Se juntaron entre cuatrenta millones que eran como ellos, y se juntaron por intentar matar fantasmas de otros inviernos.

Juntos descubrieron que hay lágimas que es mejor no derramar, frases que no se dicen con palabras y abrazos que unen más que ciertos contratos... sabiendo eso mandaron las lágrimas, las palabras y los contratos a tomar por el culo y crearon un espejistmo de sexo, amor y odio... a ojos del público no eran más que un "uno más uno", desde su punto de vista eran algo menos que dos, pero algo más que antes.

Habían aprendido de cietos errores del pasado, y decidieron no repetirlos; otros errores, en cambio, les vinieron de nuevas, y sólo los superaron a base de cojones y de apuestas estúpidas que nosotros no entenderíamos... decidieron, la noche de la despedida, que no se echarían de menos porque sabían que Dios había inventado el "hasta luego" para casos así, por lo tanto, si hubiésemos podido mirarles a través de una pequeña ventana habríamos visto como en el umbral de la puerta se despidiero sin palabaras, mirándose a los ojos y firmando un pacto que les devolvería el uno al otro.

Media lágrima por parte de Él y media por parte de Ella forman una lágrima entera?

Pienso en ellos, como el viejo que recuerda su infancia, pienso con nostalgia y envidia, deseando haber podido vivir aquella historia. No se que habrá sido de ellos, la verdad, pero tampoco me quita el sueño. A Ella me la encuentro de vez en cuando por alguna cafetería, tal vez con otras caras, otro cuerpo u otro traje, ahora la veo sola, pero cuando mira al vacío sonríe... una vez le pregunté por Él, y no me contestó de forma clara, sólo me dijo que la esperaba en casa, pelando pistachos. No se qué coño quería decir, pero su mirada me trasportó a sitios en los que ni siquiera puedo soñar. La envidié, maldita mi suerte.

De Él se poco, era un tipo que apenas hablaba en serio, y una vez que habló de Ella, en un aeropuerto, casi se puso a llorar.

26 enero 2007
 
Giros.

A veces complicamos las cosas. Sin pretenderlo nuestra vida gira como un calidoscopio de colores y los patrones creados se descolocan, las palabras camuflan cosas que no se dicen, las miradas atraviesan las paredes y un nudo se nos pone en la graganta de forma que no se puede tragar nada.

Ocurre que cuando estás en ese tipo de situaciones todo pierde sentido y sólo quieres desaparecer, volverte invisible hasta con la gente que de verdad te importa, y es entonces cuando la cagas con todo el equipo, todo se desmantela y pasa a ser algo grotesco que embrutece todo por lo que habías luchado.

Pasas un par de horas, o tres, haciendo cosas mecánicas, cosas que te permiten pensar mientras las haces, ya sea ver una película absurda, cocinar o ducharte... creo que de eso os he hablado alguna vez. Supongo que soy un tipo raro y que no debe ser fácil aguantarme. Supongo que tengo un lado oscuro. Supongo que a veces es más fácil mandarlo todo a la mierda que luchar por algo.

He aprendido cosas, la mayoría de ellas no me valdrán para nada, otras sí. Moverse por impulsos, de forma casi aleatoría es lo único que nos permite ser amos y no esclavos de lo que creamos. Lanzarse al vacío sin importarte con lo que te puedas estampar es un modo de vida jodido, porque, quieras o no, siempre hay momento de dudas.

Se ser felíz, se volar contigo; también se que hay veces que dejo de batir las alas y caigo un poco en picado. Tú, que vuelas a mi lado, a veces me levantas otra vez, y a veces dejas que caiga un poco más. No es sencillo volar con alguien. Por eso te necesito cerca, para acostumbrarme a tus alas.

A veces una simple sonrisa deshace esos nudos que aparecen en la garganta... a veces pienso que te quiero y que es por eso por lo que caigo en picado, falta de costumbre y fantasmas escondidos que me lastran hacia abajo. Una vez alguien me dijo que era "patologicamente seguro", no creo que tenga razón, más bien soy un imbecil idealista con las cosas claras, eso me permite sentenciar y ser rudo, pero también me permite inventar cuentos compartiendo una almohada.

La pregunta es si esos cuentos, si esos momentos de felicidad eterna, si el sudor compartido, si el vernos en los ojos del otro, si crear lugares a los que nadie tiene aceso, si esas mariconadas que hacen que sonrias, ya sean bolsas de pisctachos o ensaladas de pasta, valen la pena. Si esas cosas valen la pena habrá que acostumbrarse a volar juntos. Si esas cosas no valen la pena estamos jodidos.

A veces, simplemete, es malo pensar.

13 enero 2007
 
Mañana.

Una vez tube un profesor de literatura, que se pasó un par de años intentando hacernos comprender la importancia de la ensoñación. Decía que el tiempo era un bien preciado , ahora yo le diría que también es un recurso inleástico, pero ese es otro cantar, y que por lo tanto quien matara el tiempo se estaba sucidando. Contaba que cerrar los ojos y soñar con otras vidas era lo que nos diferencia de la gente "muerta".

Han pasado los años, en concreto siete, y en ese tiempo me he dado cuenta de que el hombre era un perfecto papanatas. La ensoñación puede ser improtante, que no te digo que no, pero pobrecito del que se quede en eso. Una vez comentada la paja mental de esta noche, voy al tema. Darme diez minutos para acabar de liar algo que tengo por aquí y ponerme un poco más cómodo. Ahora vengo.

Ya está, gracias por la paciencia. Veamos por dónde coños íbamos... No quiero convertir esto en un alegato al "no sueñes, vive", creo que el tema está demasiado sobado. En vez de eso os pondré un ejemplo. Necesitamos al tipo "A", la tipa "B", factores coyunturales conjuntos de "A y B", que serán "A´" y "B´" y factores coyunturales diferenciados que pueden ser "A´´" y "B´´". Vale, es un lio de la ostia, pasemos a lo pragmático, que se me da mejor, y luego veremos por donde les damos salida a este cruze de caminos.

Él era un tipo de esos que quedan pocos, en la escuela nunca destacó demasiado, se sentaba a mi lado, el la última fila, pese a que era bueno pegándole patadas a un balón nunca jugó al futbol en el patio, decía que eso era para los gilipollas engominados que vestian polos. Pasaba las horas muertas en varias cosas, cuando no estaba fumando porros en el parque de debajo de su casa estaba aporreando una vieja batería que compró por un par de fines de semana de fiesta; a veces escuchaba a Sabina y leía a José Hierro, otras se mataba a pajas viendo el canal porno pirata. Los que le conocimos diremos que era un buen tipo. Ponerle cara, seguro que conoceís a alguno de esos.

Ella era la "Muchacha típica" a la que cantó Serrat, conducía un coche antiguo, hacía sus pinitos en eso de ensuciar folios y sabía bailar cualquier cosa. Era una luchadora de esas que en vez de sangre parece que tengan Ketamina, nunca se cansaba, decía lo que pensaba y sabía moverse en cualquier situación elevándose un palmo del suelo. Conocía varias letras de canciones antiguas, veía el cine en balnco y negro y canturreaba a Extremoduro cuando bajaba en el ascensor a comprar el pan. Los que la conocimos diremos que era una esas que siempre encabeza la carta a los reyes magos, pero nunca nos la trajeron. No podeís ponerle cara, porque suele tener cara de exnovia.

Se conocieron por ahí, entre porro y cena social. Se hicieron amigos, andaron kilómetros en silencio y pasaron horas hablando. Un día pegaron un polvo dentro de un coche y al día siguiente volvieron a ser los de siempre. Al tiempo se dieron cuenta de que preferian "cena y peli" que "cubateo y garito de moda". Se reían, eso es importante. Meterle caña vosotros, que prefiero la interacción. Poned un par de sitios secretos, restaurantes donde les saludaban por su nombre, crearon historias de esas de palabras favoritas, colgar el último el teléfono o condones rotos. Historias de las que tú has vivido.

Un día ella le dijo que se iba. A Portugal. Gastaron las últimas semanas en lo que más les gustaba. Meterle contexto. Hojas que se caen del color del chocolate apaleado. Frio que hacía que metieran las manos en los bolsillos del otro. Corazones gravados a punta de navaja en los troncos de los árboles. Pitillos a medias. Helados de chocolate. Ya sabes, de eso también has tenido. La última noche merece párrafo aparte.

Ella no pudo dormir pensando en que todo se acababa y en que lo sabía desde hacía tiempo; le escribió una carta; pensó en llamarle tres o cuatro veces; ordendó las fotos que tenía y guardó una en la cartera; grabó dos discos de música, en uno puso todas las canciones lentas que cantaban en la cama y en el otro las más movidas, las que le recordaban a sexo en los portales.

Él tampoco pudo dormir, así que aporreo la batería hasta que sus vecinos aporrearon la pared; usando tres acordes compuso una canción en la que rimó "Portugal" con "vendabal"; bebió en silencio, como los cuarentones que hacen de espía en las películas; se tumbó en la cama, sólo para ver en todas las paredes fantasmas que le daban por el culo.

Hora y media antes de que el tren saliera se reunieron en una cafetería del centro, pequeña, íntima y sin cobertura en el móvil. Lloraron y maldijeron su suerte. Al final Ella le dió la carta y los discos y Él sacó del maletero la guitarra y cantó su canciñon. Ella se quedo mirándole y no dijo nada.

Un par de horas después de todo esto Él me llamó para pedirme cincuenta pavos, le pregunté que a qué venía el sablazo, que si de verdad la quería esperara un poco más antes de irse de putas, Él me insultó y me dijo que Ella había rimado "Portugal" con "vendabal" en no se qué de una carta. No supe muy bien de qué cojones hablaba, pero bueno, le presté el dinero y me fuí a dormir.

Al día siguiente Ella me llamó al móvil y me dijo que estaba de vuelta en la ciudad, en su curro, pero que Él no había aparecido, total que por mantener la sorpresa me pidió que le llamara, y yo le llamé. El muy capullo estaba dando vueltas por Lisboa con una dirección garabateada en un post-it y sin dar con la calle de marras. Sonrreí, no pude evitarlo y le dije que eran idiotas.

Ahora viven en un pueblo de Girona, en algunos restaurantes les llaman por su nombre y de vez en cuando se les rompe un condón. Mi profesor de literatura se hubiera quedado en el tren, o en la canción y en la carta, o un poco antes, cuando la razionalidad les dijo que no les iba a dejar dormir cinco minutos más... Alguien que ensueña nunca podrá imaginar que a veces los sueños se quedan cortos.

Lo siento querido profesor de literatura, pero no creo en depositar esperanzas porque creo que podemos moldear a ostias el presente para crear nuesrto futuro. No se prometer cosas porque prefiero hacerlas y punto. No imagino un mañana, ni un ayer, y hoy es demasiado corto para hacer todo lo que quiero... Si lo que me queda es la ensoñación, prefiero prenderme fuego.


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