La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
23 abril 2007
 

Canciones.

Si se les hubiera visto desde fuera hasta habrían parecido enamorados. La verdad es que lo estaban; pero eso es otra historia.

El porro aún humeaba y el whisky hacía tiempo que se podía cortar en el ambiente, eran más densos sus vapores que el mismo aire. Tirados en la cama hablaban de canciones, escuchaban, una a una, canciones del pasado, recuerdos, amigos, fiestas... pasaban de un blues a una balada, de cantautores a grupos de punk, de Mocedades a Elvis...

En un momento Ella habló:

- Busca tal canción, es una de las que tenía con Luis.

Luis. Lo dice recordando con la vista. Se nublan los ojos. Los suyos de pasado. Los de El de rabia. Luis. Siempre hay algún Luis, algún Roberto, algún Antonio... La verdad es que también hay alguna Alicia, alguna Laura, alguna Sandra... y cada Alicia, cada Laura y cada Sandra tienen sus canciones.

Nos creemos lienzos en blanco, capaces de dejarnos llevar por alguien, para que pinte sobre nosotros, alguien que escriba poesía en nuestros cuerpos, alguien a quien abrazar, con quien compartir sueños, alguien con quien follar o a quien cocinar, alguien con quien ver películas o ir a la feria... nos creemos lienzos en blanco, pero no lo somos; somos lienzos emborronados y llenos de aguarrás, aguarrás con el que hemos intentado quitar parte de la pintura anterior, de forma que lo que tenemos que ofrecer al próximo pintor es un lienzo casi blanco. El truco está en el casi.

Supongo que todo sería mucho más fácil si tuviéramos un botón de “reset” que nos permitiera empezar de cero siempre que lo pulsásemos. Olvidar historias pasadas cada vez que empezamos una historia nueva. Te imaginas? Entregarnos cada día como si no hubiera pasado o futuro. Olvidar con quién fuiste feliz para ser feliz con quien eres. Con quien eres y con quien es. Poder apretar ese botón cada vez que la vida te ponga en jaque.

Francamente, supongo que todo sería mucho más fácil si tuviéramos un botón de “reset”, pero pobre del imbécil que lo apretara. No podemos olvidar nunca quiénes hemos sido, o qué hemos sido, no podemos olvidar besos, cenas, polvos o canciones. Forman parte de nuestra historia, y por lo tanto forma parte de nosotros. No tenemos un botón de “reset”, pero tenemos la posibilidad de la elección, que mola más que Dark Vader con pilas Duracel. Podemos elegir. Podemos decirnos “Vale, aquello estuvo bien, pero mírate ahora, mira lo que tienes, deléitate; decide vivir, a sabiendas de lo que viviste, como si realmente no hubiera pasado o futuro, pasa del botón de los cojones y entusiasmate con la fruta que tienes por delante, pélala, obsérvala, cómela...”

Podemos jugar a ser, o podemos ser de verdad. Podemos vivir con un ojo repasando historias, o podemos zanjar esas historias y mirar al futuro. Zanjar historias. Es jodido zanjar historias. Somos reacios a los puntos finales. Solemos dejar siempre alguna puerta abierta, nos guste o no, para que, por lo menos, corra el aire entre el pasado y el presente, el problema es cuando esa corriente se mete en el futuro, un sitio donde nadie la había invitado. Vivimos moldeados por quienes fuimos y a veces olvidamos quienes somos.

Y somos lo que hemos decidido ser, nadie está donde está por culpa de un capricho del destino, y nadie puede echar la culpa de su vida a la mala suerte, y la verdad es que si estás jodido es porque tú te has puesto ahí, así que no hay más ostias que afrontarlo y decidir cambiarlo. Es por eso por lo que un día recuerdas que el aguarrás arde, y le metes fuego a tu lienzo, y te lo fumas, y con la pintura pillas un ciego de tres pares de huevos, y duermes, y sueñas... sueñas con que tienes un botón de “reset” y sueñas que tienes los cojones de no apretarlo. Y vives. Y te enamoras. Y acabas pensando en rosa y acariciando la nuca de la persona que está a tu lado. Y al resto le pueden ir dando mucho por el culo.

Y mientras Él piensa todo esto, gira la cabeza, y la ve a Ella, pensando en unicornios en el paraíso; y se da cuenta de algo, el no es Luis, el no es Roberto, el no es Antonio... el es quien hoy se lleva la mayúscula, el hoy es Él. Y Él se deleita con su presente, y con el presente de Ella. Y se da cuenta de que están ahí, juntos, solos, entre la nada y el todo. Y están donde han decidido estar, tirados en la cama hablando de canciones, poco a poco generando recuerdos a los que sólo ellos tendrán acceso.

Él se pone a recordar, recuerda una canción de los Rolling, recuerda un primer roce que desató una tormenta de besos, recuerda la sensación en el estómago que le provocó la primera vez que fue consciente de que había despertado a su lado, recuerda una bandera llena de sueños, recuerda cervezas y bailes, recuerda caminatas de madrugada, recuerda bocadillos de albóndigas, recuerda pueblecitos en los que amerizan patos, recuerda polvos de esos que quitan el aliento, recuerda broncas, riñas y metidas de pata, recuerda cosas que atesora en paños de oro y recuerda que no hace falta recordar porque lo tiene todo ahí, al alcance de su mano. El presente es un cuadro grotesco de un pasado imperfecto que lucha por tomar forma en un futuro idealizado.

Y Él como protagonista de la historia, la sigue mirando a Ella, en la cama, jugando con un collar y la cabeza en otro sitio, y sonríe, y se acerca y la besa, y se da cuenta de lo que hay, y lo que hay le arranca una sonrisa, y Ella le pregunta por qué se ríe, y Él le dice que sólo sonrie, que no se está riendo, y esa sonrisa se pinta en un lienzo. Ahora la felicidad se ve asociada a esa sonrisa, a su nombre, a esa cama, a las canciones... ahora la felicidad lleva su nombre, y la vuelve a besar.

Sí, la verdad es que están enamorados, pero eso será otra historia.

14 abril 2007
 

República.


Hoy hace 76 años que al rojo de la bandera le pusieron trozos azules, trozos azules que la amorataron. Hoy hace 76 años que nació la Segunda República Española. La Segunda República Española nació, creció, vivió y murió hace tiempo y el azul de su bandera escapó con ella para dejar paso al rojo...

Y yo me pregunto... dónde se fueron a meter esos trozos azules? En realidad lo se, aquellos trozos azules fueron a parar a los ojos de alguien. Hoy es su cumpleaños.

Te iban a llamar de otra forma. Un nombre exótico. La verdad es que no lo recuerdo. Damaris? Era así? El caso es que al final, alguien optó por un nombre más bíblico. Si alguien me preguntara alguna vez cómo te conocí, o cómo hablé contigo por primera vez, tendría una historia cojonuda que contarle, mezclando ascensores, furgonetas y algún examen poco claro. Si alguien me preguntara alguna vez cómo te perdí la pista, o cómo hablé contigo por última vez, tendría que decirle la verdad, fui un idiota.

Imagino que hoy te habrán hecho regalos, imagino que habrán sido regalos de la ostia, tal vez alguna pijada, puede que un libro, a lo mejor algo que se pueda usar en la nieve... Yo no puedo regalarte nada. En cambio tú una vez me regalaste una caja, una caja de galletas. Recuerdo lo que pensé cuando lo abrí, pero no lo voy a escribir aquí. Tal vez con un poco de tiempo hasta me habrías regalado un bañador (perdona por el chiste fácil, pero se que te pone de los nervios, por eso lo he usado).

Quiero creer que sigues siendo quien eras, la que igual preparaba carbonara para seis en medio de un campeonato de Play Station, que igual te pegaba una que ni llorabas, o imitaba geishas por la calle. De seguir siendo esa, y de tener oportunidad, tal vez te regalaría algo...

Puede que una flor. Se que es un tópico lo de regalar una flor por un cumpleaños, pero esta vez sería distinto. Sólo recuerdo haberte visto con dos flores. Una te duró un par de minutos, o eso me dijiste, estaba en el salpicadero de un coche nuevo, y era de plástico. La otra te durará toda la vida, la llevas en tinta. Por eso mi regalo sería una flor; la tercera flor, la que está en medio de las otras, la que está en medio de una muerte en minutos y una vida eterna. Sólo espero que si te regalase una flor la regaras.

Tenías ganas de vivir tu vida, solías sonreir entre porro y porro, llamabas “guapa” a cualquier chica que encontrabas, paseabas perros que no eran tuyos y te metías en movidas por el hecho de tener más cojones que la mayoría de tíos que conozco... también conducías a toda ostia oyendo a Marea y así acabaste, siniestrada contra un MG que alguien frenó en un semáforo, después del susto vinieron las risas y de Manzanita pasaste a un Escarabajo.

Recuerdo que me enseñaste lo que es un “trino” y que yo te enseñé a odiar la palabra “lícito”, recuerdo que no aguntabas que te ganaran al Pro y que te enfurruñabas hasta lograr una revancha, recuerdo historias de mejicanos en un pueblucho de Estados Unidos, recuerdo un Montgó nevado, recuerdo que una vez por semana necesitabas un McAuto y recuerdo que te reías con mis primeras “lligues”...

Lo recuerdo con cariño.

Sobre todo recuerdo con cariño los huevos que le echabas a las cosas hasta lograr alcanzar un poco de felicidad. Por ti, y por tus huevos, y por tu felicidad, brindo hoy. Sopla las velas con fuerza, quién sabe dónde te lleve el barco. Cuídate, y feliz cumpleaños.


06 abril 2007
 
Opciones.


Hay veces que me harto de todo. Cuando ocurre todo eclosiona. No quiero que suene trágico, porque no es malo. Un día te despiertas y te das cuenta de que todo lo que te rodea es lo que tú has puesto ahí, pero has puesto tantas cosas que apenas te queda espacio para tí.

Una buena amiga, que desayuna magdalenas amargas, me dijo el otro día que la vida era una rueda, yo me la imaginé como un aro de Hulla-Hop, decía mi amiga que a esa rueda la acompañamos nosotros, dándole empujones con la mano para que la rueda, nuestra vida, corra, con nosotros a nuestro lado, disfrutando, viviendo... Mi amiga me decía que hay veces que le damos a la rueda de nuestra vida demasiado impulso, cada vez más, cada vez se mueve más rápido, y eso hace que nosotros, al lado de esa rueda tengamos que correr un poco más; pero si le das demasiado fuerte a la rueda echa a correr, y tu ya no vas a su lado dándole impulso, ahora te toca correr a tí, detrás, con la lengua fuera, simplemente persiguiéndola... dejas de vivir tu vida para ser un esclavo de ella.

Ser esclavo de tu vida.

Probablemente sea lo peor que le puede pasar a un ser humano, levantarte cada día sabiendo que te irás a dormir cansado y sin poder explicártelo. Viendo cada hoja caer del calendario a tiempo que tu sentido del humor se va agriando. Conociendo hasta el último segundo de tu futuro, por previsible, vacío e inutil. Mirándote al espejo de forma fugáz porque eres incapaz de mantenerte tu propia mirada.

Lo más temible de todo es que lo que está ocurriendo no es culpa de tu jefe, de tus conocidos, de tus padres, de tu barrio o de tu ciudad, lo que te está ocurriendo es culpa tuya, pero esa es tu vida, y no puedes cambiarla. O sí?

Puedes despertarte un día, y no tirar de la cadena después de mear?

Puedes andar más despacio por la calle, llegando tarde a los sitios?

Puedes hipnotizarte, mirando a las nubes tumbado en un parque?

Puedes escuchar las canciones, en vez de oirlas como siempre?

Puedes salir corriendo, sin pagar la cuenta de la cerveza?

Puedes desnudarte, dentro del metro en hora punta?

Puedes reirte, hasta que te duelan las mejillas?

Puedes refugiarte en unas caderas y olvidar?

Puedes detener tu rueda?


Puedes un día concreto empezar a ver las cosas de otro modo? Decidiendo a que velocidad correr tú, y si tu vida es más rápida de lo que tu realmente deseas, pararte, quedarte quieto, encender un cigarrillo y contemplar como tu rueda, y tu vida con ella, se van a tomar por el culo en el horizonte... después, cuando te hayas acabado el cigarrillo puedes echar a andar en dirección opuesta a la que venás, creando una nueva rueda, o sin necesidad de ella, simplemente vas a tu ritmo; con lo mismo que eras antes, pero con la oportunidad de ser sorprendido por algo, o por alguien.

Una vez todo eclosiona; una vez la rueda se pierde para siempre cabaldando hacia el oeste, con la puesta de Sol; una vez te has quedado de nuevo solo, desnudo y huérfano; una vez rompes con tus miedos, con tus cadenas y obligaciones; una vez ahogas todos los "debes" y te abrazas a los "quiero"... una vez pasa eso respiras tranquilo sabiendo que podrás mantenerte la mirada en el espejo.

Eres feliz y puedes hacer feliz a los que tienes cerca.

La felicidad es muy puta, pero vale la pena pagarle una hora.


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