La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
25 diciembre 2007
Posibilidades,
Puede ser que sea porque son las siete de la mañana y a mis dedos les cuesta acertar las letras.
Puede ser que sea porque el último texto ha desatados nudos.
Puede ser que sea porque toca desgarrarse la garganta gritando.
Puede ser que sea porque no encuentro las palabras.
Puede ser que sea porque me hago viejo, vulnerable y débil.
Puede ser que sea porque estoy hasta los cojones de todo.
Puede ser que sea porque Papá Noel está gordo y no entra por la chimenea.
Puede ser que sea porque, cuando quise, perdí los besos que saben a vinagre.
Puede ser que sea porque voy más ciego que Carracuca.
Puede ser que sea porque los kilómetros son cortos.
Puede ser que sea porque quien tuvo retuvo, o porque a quien buena sombra le cobija es porque madugó.
Puede ser que sea porque todo es mentira.
Puede ser que sea porque siempre hubo vestido a medias, y arcos por tensar.
Puede ser que no sea, y entonces nada tenga sentido.
Puede ser...
Prefiero pensar que es mejor dormir, y soñar, porque...
Puede ser por tí, puede ser por mí.
19 diciembre 2007
Saligep.
Por creerme tu único merecedor.
Soberbia.
Por querer no compartirte nunca con nadie.
Avaricia.
Por desear verte desnuda cada noche.
Lujuria.
Por odiar el espejo que roba tu reflejo.
Ira.
Por comerte el alma a besos.
Gula.
Por desear tu saber hacer.
Envidia.
Por no querer cambiarte en la vida.
Pereza.
Me condeno, por ti me condeno...
03 diciembre 2007
Corbatas.
Las mejores historias que conozco narran principios. Empiezan describiendo el lugar, el bar oscuro donde se cruzaron por primera vez las miradas, o nombrando al tipo aquel que les presentó. Narran los nervios, las risas en falsete, las gracias que cimentan lo que a la larga será una broma de dos...
Las mejores historias que conozco empiezan mezclando un “perdona” y un “encantado” y acaban con la ropa hecha un ovillo a los pies de la cama, o tal vez acaben con un jarrón estampándose en una pared, o con una foto de carné hecha pedazos. Pero poco suele importar como acaban, aunque sea con un triste “adiós”, son magníficas al principio.
Las mejores historias que conozco son esas pequeñas anécdotas que recreas en tu cabeza una y otra vez, y a las que le vas añadiendo detalles conforme pasa el tiempo, imaginando que los “noes” eran “por si a casos”, de forma que cuanto más atrás está en el tiempo, más grande es la sonrisa que disimulas al recordarlo.
Las mejores historias que conozco empiezan a las tres de la madrugada, con un cubata en la mano, o en un ascensor a las doce del medio día, pero suelen tener por denominador común a un desconocido, bueno, en realidad las mejores historias que conozco tienen desconocidas, en vez de desconocidos.
Las mejores historias que conozco tienen olor y color propio, huelen a perfume, o a sudor, o a nervios mal disimulados, y visten de negro noche moteado por estrellas, o de rojo sangre, o de azul piscina, o de verde Heineken...
Las mejores historias que conozco me las cuenta la tropa los lunes por la mañana, o se remontan a meses atrás, haciendo que vibren las cuerdas vocales, ensanchando sonrisas, permitiéndonos soñar por un rato con un fin, pero sin saber si el amarre aguantará.
Las mejores historias que conozco son reales, pero, a veces, estás cansado y te quedas en casa, y no sales al bar de abajo, y te pierdes a un desconocido que tal vez sea un idiota, entonces decides soñar, y te imaginas que bajas al bar de abajo, y que el idiota te sonríe, y decides que las idioteces tienen su encanto...
Me hubiera gustado contar una historia de risas, encontronazos, nervios estúpidos y corbatas desaparecidas, pero alguien decidió quedarse en el sofá de su casa, y no bajar al bar de abajo; Sólo puedo pensar que tenía razón, los dos nos lo perdimos, le guste, o no, a mi ego.