La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
03 abril 2008
 
Faro.

Vengo de tomar una cerveza con mi bibliógrafa. Ahora lleva el pelo corto, y tiene cara de niña, me recuerda al principio, a cuando la conocí, cuando todavía no era mi bibliógrafa.


Con la cerveza todavía fría y con espuma, a ritmo que encendía un cigarrillo cerrando un poco los ojos, pero manteniéndolos fijos en mi, me ha dicho que estaba hecho un desastre, y lleva razón, pero me tendría que haber visto esta mañana.


Ando varios días como perro abandonado, sobreviviendo en vez de viviendo, y haciendo difícil la supervivencia a la gente que me rodea. Ando varios días gilipollas perdido, con la vista desfocalizada, y la cabeza llena de mierda, que folla entre sí, provocando más mierda.


No se cuando empecé a ser un zombi, puede que el día que un falso portazo me hizo darme cuenta de la fragilidad del equilibrio general del mundo. Yo nunca había sentido que todo el aire del cuerpo sale a la vez, quedándote vacío y totalmente solo. Como un ser inanimado sustento porque los huesos aguantan la carne, con la sangre helada, de forma que cada repicar del corazón en el cerebro provoca pinchazos intermitentes. Notando que tu presente varía de tal forma que tu futuro adquiere un tono violáceo putrefacto, y en el que estás tan desesperado, y confundido, que piensas que el infierno mismo existe en vida. Es una sensación muy puta.


Poco a poco, con calma y serenidad, con mucha calma y con mucha serenidad, el aire vuelve a su sitio, adquieres color, te mueves, tu presente se alinea con tu futuro, y hasta te vez capaz de meter un triple, bailar las Spice Girls, hacer un puzzle, o inventar un cuento... En esos momentos es cuando puedes tomar dos caminos, como en las películas de dibujos, uno de los caminos está iluminado por el Sol, que lo inunda todo, con pajaritos revoloteando y ardillas en los árboles que bordean la senda; el otro es negro como el ojete de Sauron, sinuoso, quebradizo, y los cuervos graznan una insidiosa melodía completamente asonante.


Bueno, yo, que a veces soy bastante gilipollas, opté por complicarme la vida, y cual burrillo de noria me metí en el camino jodido, en el cual cada recodo era una posible amenaza, nunca había suficiente agua y andaba agobiado por si el siguiente paso era el último. Francamente, apesta llevar así las cosas, pero a veces no somos ni siquiera capaces de darnos cuenta de por donde andamos, y acabamos sumidos en una espiral autodestructiva que te enreda, te lía, te complica y al final te marea hasta tal punto que confundes el Norte con el Sur y el Este con la puta madre que te parió.


El caso es que no hay dos caminos, no hay dos formas de hacer las cosas, no existen esas dos sendas de cervatillos y buitres, lo que en realidad hay son veinticuatro horas por delante al día, infinidad de posibles variables, y tus relativas ganas de cómo tomarte las cosas.


El camino más corto entre dos puntos, es la línea recta, complicar esa línea, torcerla, curvarla y deformarla es propio de nuestro género. No hay nada más idiota que la raza humana. Algunos juegan con esa línea todos los días, otros casi nunca, yo, personalmente, hasta he llegado a adoquinarla, cuando me he sido capaz de verla...


Imagino, cerrando los ojos, a un tipo, hace muchísimo años, encima de un acantilado, con el mar embravecido rompiendo contra las rocas, de noche, viendo como grandes barcos de madera se destrozan y astillan por no saber llegar a puerto. Le imagino tranzado líneas mientras piensa que todo debería ser más fácil, y, en ese momento, el tipo que yo imagino, tiene la brillante idea de levantar una gran torre, y encima de esa torre poner una gran hoguera, de forma que los barcos no se pierdan, y creando el primer faro de la historia.


Dejo de imaginar, y abro los ojos, y personifico, y yo soy el barco, y estoy a punto de calzarme una gran ostia contra un gran acantilado, y allí, encima del acantilado, hay alguien, y ese alguien me hace un faro, y me alumbra, y me guía, y me protege, y me dice: ándate con ojo chato, ándate con ojo y simplifica.


Mi tipo del acantilado no es un tipo, porque no tiene pilila, es una morena de pelo rizado, con un cigarro en la mano, a la que hay días que vuelvo loca. Por contrapartida diré que hay noches en las que es ella quien me vuelve a mi loco, pero creo que yo disfruto más de esas noches que ella de esos días...


Podría escribir sobre ella, pero creo que voy a ver si me pilla el móvil y le susurro palabras al oído. Deseadme suerte, nos leemos pronto.



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