La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
28 mayo 2008
 

Armonía.


Llueve y hace sol. Me encanta esa sensación. Gafas oscuras y pelo mojado. Es como un polvo entre el Señor Eros y la Señorita Tánatos. Caliente, pero húmedo. Lo dicho. Como un polvo. Así da gusto ir por la calle. Por mi derecha me adelanta una chica con los hombros encogidos, intentando no mojarse. No sabe lo que se pierde. La lluvia limpia, y al calorcito te vas secando. Estos días son túneles de lavado para todos nosotros. Deberían ser fiesta nacional, y todo quisqui a la calle, a ver si nos cambia el karma.


Me dejo llevar mientras un pie sigue al otro, voy sin un rumbo definido, al encuentro de algún bar donde me sirvan una cerveza sin preocuparse por lo que estoy fumando. Mientras ando, pienso.


Esta ciudad es grandiosa. Lo cierto es que me cuesta imaginar una ciudad más atractiva que la mía. Ahora es cuando alguien me dice que esas cosas se pasan viajando, y también es cuando yo contesto que sí, que para ti el envite.


Sobre mi, al ladito de Dios, hay un nubarrón enorme que amenaza con ahogarnos a todos, penas incluidas. A su derecha, también cerquita de Dios, por aquello de la omnipresencia Dios siempre lleva las de ganar en cuanto a proximidad se refiere, el Sol luce a todo meter. Debajo de todo eso, mis pies siguen a su bola, y yo detrás de ellos.


Sonrío, me gusta. Paso por barrios que cuentan mi historia. En esa esquina, sobre el banco de piedra, descubrí lo húmedos que son los primeros besos. En aquel edificio, el alto con puerta de hierro, en el último piso, aprendí a hacer café para dos. En el segundo semáforo, que ahora está en rojo, tuve que llamar por primera vez a una grúa. En el cuartel de la Guardia Civil pegué una vez un polvo. De esa terraza, que ahora sólo tiene llena la parte bajo el toldo, me tuvieron que levantar borracho varias veces.


La lluvia sigue empapándome, y aún voy en manga corta. Inevitablemente ocurre el milagro. Ahí está, delante de mí, el Arco iris. Majestuoso. Cruzando el cielo como si de un puente de fantasía se tratara. Me dejo llevar, todavía más, y empiezo a desvariar. Me asaltan imágenes. Ahora tengo seis o siete años y estoy memorizando los colores de la bandera gay. Rojo. Naranja. Amarillo. Verde. Azul... Zurzo pensamientos, fuerzo a mi memoria a rescatar viejos vestigios, historias que casi olvido. Asocio los colores a personas, lugares y sitios.


Las gafas oscuras están llenas de gotas de agua, todo lo que veo queda desdibujado, y no me importa lo más mínimo. Siempre debería ser así. Con un cielo surcado de colores, la visión desenfocada y la nuca calentita. La gente sería más feliz, dejarían de hacer el gilipollas.


Mis pies todavía van a su bola, yo me dejo hacer.


Creo que tanto ellos como yo buscamos lo mismo. Una idea seductora. El final del Arco iris. Ese sitio mágico, de leyenda, donde encontraría una olla llena de oro y varios hobbits fumando hierba. El lugar donde Alicia, ciega a mas no poder a LSD, echaría carreras con conejos blancos, saltando, de una en una, las baldosas amarillas. Un sitio donde siempre se desayune crepes de chocolate a partir de medio día, donde “ahora” fuera “después” y la palabra “nunca” estuviera eliminada del diccionario. Un Edén lleno de tartas de manzana.


Las cosas son siempre mucho más simples de lo que aparentan. Mis pies lo saben, y llevan años intentando convencer al resto de mi cuerpo para que haga lo mismo, simplemente seguir hacia delante. Unos días llueve, otros hace Sol.


15 mayo 2008
 
Revolución.

Trebor era un tipo como otro cualquiera, un tipo del montón, al que un día, Robin, le contó el cuento de deshojar margaritas...

- Verás, tu tomas una margarita, y comienzas a deshojarla, mientras canturreas si alguien te quiere o no te quiere.

- Y pude ser quién yo quiera? – Preguntó Trebor.

-Por supuesto- Contestó Robin- Quien tu quieras!

Así que Trebor comenzó a deshojar margaritas.

Probó, primero, suerte con todas las chicas del barrio, una a una fue deshojando margaritas. Probó, después, con todas las del pueblo; y, tras eso, con todas las de la comarca...

La fama de Trebor fue creciendo como lo hacían los pétalos de margaritas, que cubrían, casi por entero, el suelo de su casa. Tantas margaritas deshojó Trebor, que, al tiempo, la floristería del barrio tuvo que pedir a otras floristerías que le abasteciesen. Y Trebor seguía deshojando margaritas. Tantas margaritas deshojó Trebor que su casa olía por toda la manzana, y los vecinos murmuraba. Y Trebor seguía deshojando margaritas. Tantas margaritas deshojó Trebor que contaban que su edredón estaba relleno de pétalos. Y Trebor seguía deshojando margaritas. Tantas margaritas deshojó Trebor que el vecino de la casa de enfrente tuvo un choque anafiláctico causado por la alergia.Y Trebor seguía deshojando margaritas. Tantas margaritas deshojó Trebor que le acabaron conociendo como el Margarita, y no porque fuera siempre borracho, añadía siempre quien contaba la historia... . Y Trebor seguía deshojando margaritas...

Un día, a fuerza de deshojar tantas margaritas, un tallo, ya sin pétalos, mientras oía el leve rumor de “me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...” decidió que ya había bastante, y con un doble salto mortal, se hundió en el ojo derecho de Trebor, dejándole tuerto.

Trebor dejó de contar margaritas.

Con los años la historia de Trebor se fue olvidando, y jamás me la hubieran contado a mi si no fuera porque, pasados muchos años, Trebor murió, y, cuando fueron a sacar el cuerpo de su habitación, vieron que la cama estaba muy mullida. Dentro del colchón encontraron miles de moscas muertas, con todas las patas arrancadas.

09 mayo 2008
 
Fénix.

Hice el equivalente emocional a conducir un cochecito a pedales por la pista de circo de nuestra relación, soplando con frenesí la trompetilla mientras me saltaban ramos de flores de la camisa y hombrecillos con pelucas naranja me vaciaban cubos de nata sobre los pantalones y toqueteaban mi gran narizota roja. Perdí la dignidad.

Es parte del primer capítulo de un libro que se llama “La vuelta al mundo en 80 citas”, y eso yo lo sé porque tengo por aquí un libro de publicidad de una editorial que se dedicó a recopilar los primeros capítulos de una serie de libros.

Bien, el caso es que ese libro, el recopilatorio de primeros capítulos, me lo dieron hace unos cinco o seis meses, y devoré, entonces, todos los primeros capítulos de una serie de libros. No recuerdo nada, absolutamente nada, del resto de los primeros capítulos, pero si recuerdo las cuatro líneas del principio.

Una de las personas con las que compartí parte de mi vida acabó así. Haciendo el imbécil por alguien que le obligaba a hacer imbecilidadas. Y de eso yo me enteré hace un año. Y aún me jode. Lo cierto es que aún la echo de menos.

Supongo que la pregunta del millón de petas es “¿Somos, o nos cambian?” es decir, impera nuestra personalidad frente al entorno, o es el entorno quien moldea nuestra personalidad?

Seguro que hay mil libros sobre el tema, así que para que acabes discutiendo sobre lo que escribo, llamándome gilipollas, o haciendo alguna imbecilidad, deja de leer y haz otra cosa. Mientras, yo, me partiré la cara con la pregunta unos cuantos párrafos más y luego me iré a dormir. Gracias.

Esto ha sido un párrafo patrocinado por el Movimiento Buenrollista.

¿Somos o nos cambian?, a ver, si somos lo que hemos vivido, y lo que hemos vivido ha sido en sociedad... la pregunta sólo tiene una respuesta, a priori “somos”, pero todos podemos “llegar a ser”, por lo tanto siempre nos cambian, no?

No. Esa respuesta está bien hasta cierto punto. Y ahora se como se siente un catedrático suspendiéndote un examen que creías perfecto. La experiencia importa, es decir, frente a situaciones nuevas, probablemente, nos cambien, pero una vez asimilamos las consecuencias y lo digerimos un poquito, la próxima vez que nos vengan con el cuento se lo va a tragar Rita, o, por hacerlo corto, macaco viejo no sube a árbol podrido, que dice mi viejo.

Vale, entonces, suponiendo que la experiencia la de la edad, a partir de cierta edad, “somos”, y no “nos cambian”. El mundo científico lleva años enloquecido con esto, tenemos: perros que salivan, monos que dan palizas, bebés haciendo nudos con anacondas, perros que vuelan panzers y hasta conductores que beben menos!! Es fantástico. No?

Pues tampoco, porque, a qué edad dejamos de aprender lecciones? Nosotros somos más complejos. Es decir, no vivimos en habitaciones con dos botones, y hemos de aprender cuál nos da una ducha fría, y cuál nos da un bocata de chorizo, vivimos en una mierda de mundo en el que lo que hagas hoy, te puede estar dando por el culo los próximos doce años.

Lo que llevamos sacado en claro es que, frente a la inexperiencia, nos suelen cambiar, y gracias a la experiencia, solemos ser. Extrapolando, y suponiendo que todo el mundo acaba aprendiendo las mismas lecciones. Frente a cualquier situación, en la que personalmente eres inexperto, eres socialmente experto, y pese a ser socialmente experto, personalmente acabas de mierda hasta el cuello.

Aquí también hay un huevo de ejemplos, pero menos que antes, porque muchos de los conejillos de indias acabaron muriendo de sobredosis de heroína.

Lo cierto es que la pregunta tiene tantas respuestas como a gente invites a un tercio, y, supongo, que todas son válidas.

Personalmente, después de mucho ir y venir (y lo que me queda por ir, y por volver) quiero pensar que podemos aplicar la vieja ley de los negocios “un pacto sólo sale bien cuando el acuerdo es bilateral”, es decir, o ganan las dos partes, o la historia acaba como el rosario de la aurora... lo curioso es que aquí las dos partes llevan los mismos calzoncillos, y, o la cosa está muy bien equilibrada, o acabas con mancha de nicotina.

Hasta donde se, y por no hacerlo muy largo: yo soy. Soy lo que he vivido, y gracias a eso soy susceptible al cambio, pero al cambio que me aporte algo. Me ha costado darme cuenta. Mejor dicho, me ha costado valorar lo que pesaba cada lado de la balanza, hasta tal punto que la balanza se ha ido a tomar por culo.

Deberíamos estar contentos por quienes somos, es obvio, pero eso se olvida; la recompensa es recordarlo a tiempo.


Powered by Blogger

noviembre 2003
diciembre 2003
enero 2004
febrero 2004
marzo 2004
abril 2004
octubre 2004
noviembre 2004
julio 2005
agosto 2005
septiembre 2005
octubre 2005
noviembre 2005
diciembre 2005
enero 2006
febrero 2006
marzo 2006
mayo 2006
junio 2006
julio 2006
agosto 2006
septiembre 2006
octubre 2006
noviembre 2006
diciembre 2006
enero 2007
marzo 2007
abril 2007
mayo 2007
julio 2007
agosto 2007
septiembre 2007
octubre 2007
noviembre 2007
diciembre 2007
enero 2008
febrero 2008
abril 2008
mayo 2008
junio 2008
julio 2008
agosto 2008
septiembre 2008
octubre 2008
noviembre 2008
diciembre 2008
enero 2009
febrero 2009
marzo 2009
mayo 2009
junio 2009
septiembre 2009
diciembre 2009
marzo 2010
abril 2010
junio 2010
julio 2010
abril 2011