La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
31 enero 2006
 
Breves_2.

A ver, ayer os vomité varios "cuentos" de u npar de frases. Todo empezó porque Maje (algún día prometo contaros quién es, lo prometo) y yo empezamos un pique a historietas... total que se lo contamos a Quique y él propuso reabrir "dos mundos" ( dosmundos.blogspot.com ), es una web que abrimos a medias en su día y que duró cosa de mes y medio, ahora la hemos vuelto a pillar con ganas, la idea es escribir allí historias breves, a modo de válvula de escape, no se actualizará todos los dias, sólo cuando nos apetezca hacerlo, pero creo que os lo debía contar.

Tras la explicación, y cumpliendo lo que prometí, os dejo con los cuentos de Maje:


Susurraba verdades que no quise oir. Andadndo me tropecé, nunca me querrá. Suspira cuando le miro, le quiero cuando me mira.

Estaba claro, mataría al peluquero.

Todo cambió, la llamarian Jessica...

- Es por él?
- No, es por ella...
Ahí ya no había vuelta atrás.

Era el abrazo de después... Sonó el móvil... La reclamaban...

Se había roto... Ambos se asustaron...

Tú estás aquí, pero ella no tiene por qué estarlo... (N. de T. : este lo copié yo)

Una mirada suya me bastó para culmarme.

Era la primera vez que se mareaba así, su primer orgasmo.

De repente paró, se vistió y se fue... Dios, no puede ser tan zorra...

Sabes? La odio. Nunca la he querido tanto...

¿Te apetece tomar algo, o no nos movemos de la cama?

Se pasó toda la mañana deseando aquella chica de la tienda, preguntándose cuándo pondrían una rampa para poder volver a su casa cuando quisiera.

Tú no me abandonarás, le dijo el hombre a su botella...


Hasta aquí por hoy, espero que os hayan gustado, la verdad es que la jodida tiene talento. A partir de ahora, y si quereis leer más historieras de estas vais a dosmundos.blogspot.com . Cuidaros cabrones.

30 enero 2006
 
Breves.

Ahora era morena... pero sus ojos... contaban historias, cualquier historia... era ella. Cualquier ella.

Cruz. Salió cruz. Tendría que matarla.

BOOOM!! Por una puta vez Bond había cortado el cable que no tocaba.

Cuando Eva mordió la manzana diez pavos cambiaron de manos.

A los cuatro años enterró a su madre, y, con ella, el resto de sus domingos.

Se desmaquilló. Lloró.

No pudo frenar a tiempo. Un chupachups golpeó el suelo.

- En serio?
- Sí.
- De verdad?
- ... no ...
Fue entonces cuando empezó a odiarla.

Estaba desesperado. No sabía que más hacer. Aquello le superaba. Rezó.

Se vieron en el metro. Nunca se hablaron. Nunca dejarían de pensar el uno en el otro.

Caundo el cura le dijo que se quedaría ciego se la cercenó con unas tijeras.

Toda una puta vida preparando una carrera. Que duro era ser espermatozoide!

Tú estás aquí, pero ella no tiene por qué saberlo.

Se planteó de qué estaba relleno, para averiguarlo se rajó las tripas.

Puso las pilas. Le dio al botón. Empezó a vibrar. Entonces, ella, se olvidó del mundo.

Sólo pensaba en una palabra. Puta. Y dijo : "que te vaya bien con él.".

La vió alejarse de espaldas. N pudo soportarlo. Salió corriendo detrás de ella.

6, 21, 15, 37, 63 y 22. Seis números. Treinta y dos millones. Ya no haría mamadas nunca más.

Subió a su perro a hombros y lo paseó por toda la casa. Debía ser una putada pasarse la vida mirando las cosas a la altura de las rodillas.

Cuando copiaba en los exámenes le sudaban las manos. Una noche descubrió que también le pasaba al fingir orgasmos.

Vivía en un coche de bomberos, sus vecinos eran un unicornio y una ambulancia. Cuando se cansó bajó del tiovivo.



Sí, qué pasa, me aburro en la biblioteca. Mañana cuelgo los de Maje y os anuncio que abro una web nueva de "cuentos cortos" con Quique, ya os explicaré, ahora salgo zumbando que se me queman los macarrones.

15 enero 2006
 
Justas.

Estaba a 70 yardas. Pasaban, a la vez, del trote al galope. Aún recordaba lo que le acababan de decir: "En la juntura del hombro izquierdo." Como si fuera fácil.

Un poco más cerca 60 yardas. La lanza le pesaba en el brazo, y era francamente complicado llevarla recta y manteniendo su horizontal. ¿Quién le había mandado apuntarse a un torneo?.

Gritos desde las primeras filas, 50 yardas. Se imaginaba a si mismo visto desde el punto de vista de su enemigo, ¿también él sabría dónde debía darle?

Alcanzaba la máxima velocidad, 40 yardas y bajando, sólo podía darle una vez, o le rompía la armadura a la primera o podía olvidarse de salir airoso. No hay vuelta de hoja.

¿Y si fallaba? ¿Acabaría en el suelo, sólo, herido y destronado? Posiblemente así sería, es lo malo de jugar a un juego como este, parece que hay gente que aún no lo ha aprendido; 30 yardas.

Ya podía fijar la vista en el lugar donde debería darle de pleno, 20 yardas, enderezó la lanza, era ahora o nunca, palpitaciones, sudor y recuerdos, debía entregarse al máximo para no perder.

Por sus cojones que rompería a coraza, ya no había tiempo de nada, 10 yardas...

El golpe fue tremendo, nadie supo nunca que pasó entre ellos, lo último que oyeron fue:

- Hey hola, perdona que te aborde así... pero... quieres que vayamos a tomar un café?

11 enero 2006
 
Paraguas.

De niña nunca creyó en los príncipes azules, por eso cuando le conoció se vio a si misma llamándose estúpida. Hasta tenía un caballo. Una primavera 75.

Era amigo de una amiga suya, tardó poco en averiguar todo sobre él. Exactamente dos días , los dos días más felices de su vida. Después de aquello vino lo otro, y lo otro consistió en nueve meses sintiéndose una mierda porque el príncipe azul y su flamante corcel ni siquiera le miraban a a cara. Pasados los nueve meses decidió hacerse republicana, que le dieran por el saco al príncipe de marras, corcel incluido.

Un día, mientras tomaba la penúltima en la discoteca punki-cool de turno, vio, detrás de una columna a un tipo, este no era un príncipe, simplemente era un tipo, tal y como lo lees, un tipo, tal como lo imaginas... un tipo.

Nunca supo si fueron los ojos o el culo, si fue lo que decía o lo que no decía, si se trataba de su modo de mirarla o de su modo de follarla... nunca supo si era el bien o el mal, lo blanco o lo negro, ni siquiera supo se le convenía saberlo. Sólo sabía que ocurrió. El tipo paso a ser su tipo.

Era la primera vez para muchas cosas y fue la última para muchas cosas más. Empezó a ver películas de Meg Ryan y se olvidó, en un cajón, la careta que había llevado durante meses. Yo, personalmente, la vi un par de veces y un par de veces hablé con ella y un par de veces pensé que ya iba siendo hora de que tuviese algo de suerte.

Se despertó. Era martes y llovía, tal vez fuera un augurio, prefirió no pensarlo. Pantalón, camiseta, parka y, tras buscarlo cosa de hora y media entre armarios olvidados, encontró el paraguas. Los Ramones le gritaban en las orejas y a ella le encantaba. Iba en autobús, mirando las gotas pegadas a la ventana, imaginando formas, sabiendo que en la parada le esperaría el causante de la sonrisa con la que se despertaba últimamente, sólo de pensarlo mojó las bragas.

Diez minutos después iban los dos, ella y su tipo, por medio de la calle, no les importaba nada y sentían que estaban solos en kilómetros a la redonda, parece mentira la intimidad que puede llegar a dar un paraguas.

Mientras el tipo le contaba un chiste, bastante malo, pro cierto, ella se quiso morir, a cuatro metros, y acercándose, estaba la razón por la que ahora celebraba el 14 de Abril. Mierda.

La conversación no llegó a durar más de tres minutos, él nunca había sido tan amable, tan sonriente, tan simpático, tan... tan... joder! él nunca había sido nada de eso! Le dieron ganas de usar su paraguas como espada y, ahí en medio, decapitarle. Sería azul su sangre?


Cuando volvieron a quedarse solos el tipo le preguntó si pasaba algo, estaba rara. Ella, con una sonrisa, esa que saben poner todas y que, por desgracia algunos ya conocemos, le dijo que no, que no pasaba nada, que era el día, no le gustaban los días así. El tipo no conocía esa sonrisa, y la creyó. Ella no había mentido. No le gustaban los días así. Los días en los que te has de enfrentar a tus fantasmas.

Pasearon, pasaron las horas. Se relajó. Se hizo de noche. Se fueron a sus casas. Se duchó con agua muy caliente, quedándose debajo del chorro, con la frente apoyada en los azulejos, jugando, consigo misma, a ver cuanto aguantaba sin respirar. Salió, y mientras se secaba todo el cuerpo de una forma más mecánica que consciente, mirándose en el espejo se dio cuenta. Era el príncipe. Desde que habían hablado no se lo podía quitar de la cabeza. Mierda, mierda, mierda y mil veces mierda. Sólo pudo hacer una cosa, volver a decir mierda.

Mientras, bajo otro techo, un sapo se quitaba su disfraz de príncipe. Pensaba. El tipo con quien la había visto era alguien vulgar, simplemente un tipo, uno del montón, tenía el camino hecho, mañana la llamaría, seguro que estaba receptiva. Estaba amortizando muy bien ese disfraz. Croac.

05 enero 2006
 
Unos.

Imaginad una gamba. Ya?. Con sus patas, sus bigotes, su gabardina, sus ojos negros (y que nadie le dedique una canción...), nadando (como Dios quiera que naden las gambas) por el mar, de tranqui, entre el resto de los bichos, pasando de todo y de todos. Esa gamba tarde o temprano es desollada, mutilada y engullida por un niño gordo con una de esas corbatas de “clips”...

Un niño gordo y mimado que se ríe a gritos y da collejas a sus primos pequeños en la comida de Navidad, comida en la que se jala a mi gamba, ese niño que se cree un Dios rodeado de sus primos pequeños, y recibiendo regalos, es el mismo niño que en el colegio se cambia dentro de las duchas en clase de gimnasia, lejos de las mirada de sus compañeros para que no le hagan la broma de la liposucción, es el mismo niño al que sus amigos de clase llaman Morcillo mientras le nombran caballero contra una canasta...

Y el bedel del colegio privado, y de curas, que pone paz en el nombramiento de Morcillo en caballero, ese bedel, con un llavero repleto que tilintinea por los pasillos, y al cual el niño gordo, que se ha comido a mi gamba, ve como a un ser supremo salvador, una especie de Conan del patio, es el mismo bedel que detesta volver a su casa cada noche porque le espera su parienta, que siempre se está quejando, a todo el barrio, de que su marido no le lleva al cine, que sólo sabe hablar de toros y de que no va a la peluquería tanto como quisiera (o quisiese) por falta de dinero...

Esta mujer, casada con el bedel, Conan, protector del niño gordo que se ha comido a mi gamba, Morcillo, admira al peluquero del barrio por ser todo un “artista”. El “artista” del peluquero, que de peluquero no tiene nada porque en realidad es estilista, está frustrado porque no se atreve a decirle a su padre, un antiguo falangista, que es gay, o sea, maricón, perdón, quería decir homosexual....

El padre del estilista homosexual (que es el mismo que el peluquero maricón) a su vez envidia a un compañero de trabajo en el banco porque fue capaz de dejar de fumar, cosa que él ve imposible...

El exfumador cree no ser nade si se compara con el director de la sucursal, que lleva un Volvo... y el director de la sucursal... bueno, ya os hacéis una idea de que va esto, no? Pues acabad la cadena como queráis, pongamos por ejemplo que el tipo del Volvo practica el onanismo pensando en un jugador de fútbol, un triunfito, un actor famoso o una puta de cabaret, me da igual...

Tenéis que haber imaginado a todos los eslabones: la gamba, Morcillo, Conan y su santa, el estilista maricón, el viejo falangista, el exfumador y el tipo del Volvo... todos, a su vez, son dioses y esclavos al mismo tiempo.

Todos han arruinado sus vidas por una simple pregunta, a saber, “y si...”

El “y si...” le parte la vida a la gente, logra que se pasen la puta vida montando castillos en el aire que luego han de merendarse, la gente que se pasa la vida pendiente del “y si...” acaban por no echarle cojones a nada... y si la gamba hubiera esquivado la red? Y si el gordo tuviera cojones para darle dos ostias al capitán del quipo de básquet? Y si el bedel le dijese a su parienta que si quiere ir más a la peluquería que se meta a cajera del Pryca en vez de andar quejándose mientras lee el Hola? Y si el peluquero le presentase, a su padre, a Javi, su novio?... el viejo falangista es esclavo del tabaco y por las noches llora, el exfumador quiere un Volvo pero no hacer las horas extras... y mientras todos se pudren.

Este micro-cosmos que acabo de crear se repite, una y otra, y otra, y otra vez, por todas partes, todos los días... cambiadles los nombres y los curros y acabarán siendo vuestras novias, vuestros amigos, vuestros hijos, padres o hermanos. Somos, y yo el primero, una cuadra de cobardes que soñamos con cosas en vez de lanzarnos a por ellas, y sabéis qué? Que nos follen. Por gilipollas.

Que le follen a la gamba, al gordo, al bedel, a su esposa, al marica, al viejales, al volvista y al director, a todos.

Al cura que larga el sermón el domingo y el miércoles compra porno, que le follen.

A la beata de la tercera fila, la que reza el rosario mientras piensa en como putear al yerno, que la follen.

A la exnovia que se dedica a soltar comentarios aquí y allá para hacer sentir culpable al primo de turno, que la follen.

Al pavo de los consejos Zen, que siempre cree tener las respuestas para todo, que le follen.

Al conformista que se pudrirá cuarenta años de nueve a dos y de cuatro a ocho en una puta oficina, que le follen.

Al notas de las greñas que levanta el puño bien cerrado mientras con la diestra carga su Lexus de super, que le follen.

Al catedrático del “esto no esta explicado en su examen como en mi libro”, que le follen.

A la que te grita que te quiere mientras pegas un polvo para no sentirse tan zorra, que la follen.

A los que, en general, se pasan la puta viad entera entonando el “hay mísero de mi”, a todos ellos, que les follen.

Me dais asco, aborrezco a toda esa calaña que se dedica a amargar la vida al resto del mundo para poder mirarse en su espejo, no puedo con vosotros, sobráis, no veis más allá de vuestras putas narices...

A los dogmáticos, que se pasan la vida sujetos a reglas estúpidas, a los anarquistas que se definen libres, a los que se amparan en las masas, a los que siguen las modas, a los que besan con los ojos abiertos, a los que sólo tienen los ojos abiertos (besen o no), a los que no saben cuando cerrar la boca, a los que se han ido, a los que vendrán para irse... a todos los que arruinan sus vidas, y lo que es peor, arruinan la mía con su jodido “y si...”.

Pasad del “y si...”, olvidad las posibles soluciones, lo que sois es lo que habéis sido hasta hoy, y mañana podéis empezar a ser otra cosa. Si os faltan los huevos necesarios como para ponerlo en practica olvidaros de vivir, estáis perdiendo el tiempo, y a mi eso me la come, lo que me jode es que habéis logrado que “los otros” sean los raros. Y eso no os lo perdonare nunca.


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