La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
26 abril 2010
 
Tabaco.

La mayoría de exfumadores dicen lo mismo. Un día me desperté y me dije, no voy a volver a fumar, y así fue, lo dejé. Eso es mentira. Lo sé porque soy exfumador. Mienten. Mentimos. Antes de “ese día”, el exfumador ha pasado semanas, meses, o años, convencido de que lo debía dejar. De hecho mi teoría es que los exfumadores lo dejamos por aburrimiento. Estamos tan aburridos de nosotros mismos que decidimos dejarlo. También puede ser que se trate de miedo, en vez de aburrimiento.

El proceso es, más o menos, el siguiente. Darte cuenta de que fumar es malo, y dejarlo. La mayoría de la gente dice saber que fumar es malo. Yo creo que sólo los exfumadores saben que fumar es malo. Cuando te das cuenta de que fumar es malo, lo dejas.

La gente, sobre todo los fumadores, me miran y piensan (algunos hasta lo dicen) que soy un cretino. Lo piensan (o incluso algunos hasta lo dicen) porque consideran que estoy insultando su inteligencia al sugerir que ellos no saben que fumar es malo. En realidad tal vez tengan razón, tal vez sea un cretino.

Yo dudo que sepan que fumar es malo, pero no lo achaco a su inteligencia, lo achaco a su sistema de medida. Ellos no saben cómo de malo es fumar. Si lo supieran lo dejarían. Pero no de forma inmediata. Ese es el verdadero problema.

Cuando te das realmente cuenta de cómo de malo es el tabaco, sólo puedes hacer una cosa. Dejarlo. De forma fulminante y para siempre. Nada. Nunca. Ni una calada más en toda tu vida. El problema es el tiempo necesario en convencerte de que no vas a volver a fumar. Si fuésemos capaces de darnos cuenta y dejarlo en el segundo siguiente el mundo cambiaría. No de la noche a la mañana. Sería necesario un tiempo, el tiempo que tardase el último fumador en darse cuenta de cómo de malo es el tabaco, o, en su defecto, esperar a que muriera.

Cada uno, a su ritmo, una vez sabe que el tabaco es malo, se ha de convencer de que debe dejarlo. ¿Qué lo impide? Bueno, una parte muy importante de no dejarlo de forma automática viene dada por la adicción de nuestro cuerpo a la nicotina. Es una adicción física. Se pasa con el tiempo. Todo exfumador es muestra evidente de ello. Otro freno, tal vez más importante, sea, según dicen la adicción psicológica, o sea, que quien en realidad cuestiona nuestra inteligencia es el tabaco. Parece que hay cretinos por ambas partes.

Si verdaderamente es el tabaco quien impide que dejemos al propio tabaco estamos realmente jodidos. Cuesta, mucho, aceptar que vas a perder ese placer indescriptible del humo entrando en tus pulmones. Ese cosquilleo al expulsar el humo por la nariz. Ese color amarillento entre el índice y corazón… Lo digo en serio. Es, de un modo u otro, placentero.

Y ni hablar quiero del cigarrillo de después de comer, o ya, el sumun, el cigarrillo de después del polvo. Vamos, sólo por esos momentos hay días que vale la pena despertarse. Estoy hablando totalmente en serio. El tabaco hace feliz a muchísima gente. Sobre todo a sus fabricantes.

Además, en las distancias cortas es letal. Que levante la mano quien no ha pedido u ofrecido fuego pensando “Te iba a pegar tres sin sacarla, morena”. A veces, hasta funciona, y te acabas fumando el cigarrillo de después del polvo a medias. El cielo.

Total que sí, que el tabaco es delicioso. Que yo mismo me estoy planteando bajarme al estanco y comprarme suficientes cartones como para hacerme un fuerte. Pero no voy a hacerlo. Yo sé que el tabaco es malo. Y lo sé de verdad.

No voy a contar cómo de malo es el tabaco, eso, si lo queréis descubrir, es cosa vuestra, en cambio puedo asegurar que una vez dejas el tabaco ves la vida de otro color. Literalmente. Todo es más fácil. Es una sensación de liberación doble. Por un lado, has dejado el tabaco, por otro lado te sientes bien contigo mismo. Se han acabado los exámenes de conciencia, los reproches en el espejo, la angustia que precede al sueño. Se han acabado muchos de los problemas que tenías, pero lo mejor de todo es todos los problemas que te has evitado en el futuro. Porque, al final, sólo pueden pasar dos cosas, que seas fumador, o que seas exfumador el día que la palmes.

Si eres exfumador cuando la palmes, cada día que sigas fumando hasta que te des cuenta de que el tabaco es malo estás destrozándote la vida. Déjalo hoy.

Si eres fumador cuando la palmes siento haberte hecho pasar este mal rato, ya sabes, insiste en que yo soy un cretino y punto. Quedará entre tú y yo.

Aviso a la tripulación, donde dije tabaco, pensad en cierto tipo de mujeres... es que si hubiera empezado por ahí me hubiera puesto de mala ostia antes.



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