La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
05 diciembre 2009
 
Parajes.


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha que vivía un burro impulsando un molino. Junto al círculo eterno que el borrico trazaba, vivía también una flor. La flor y el borrico hablaban todo el día.

La flor se quejaba, ya que toda su vida estaría anclada a la misma tierra, no podía desplazarse, moriría, marchitándose donde había nacido. Pero era flor.

El burro se autocompadecía, y durante todo el día rumiaba un lamento victimista, ya que, siendo animal, podía desplazarse, y moverse, pero por ser burro estaba anclado a un círculo eterno.

Y así, día tras días, la flor y el burro se contaban sus penas.

Por la noche, al caer el sol, cuando el burro estaba en el establo, mientras mascaba paja, pensaba en largarse. Al fin y al cabo el dueño del molino ya era mayor, y no cerraba la puerta del establo con candado, bastarían unas cuantas coces para salir y desaparecer. Pero, ¿y después qué? El era un burro, toda su vida había sido un burro, su vida consistía en trazar el círculo para que el molino funcionara. Fuera de eso no sabía que hacer. Se imaginaba solo y angustiado, y no sabía dónde encontrar paja como la que estaba comiendo. Más allá del establo estaba lo desconocido. El burro, antes de quedarse dormido, sonrío, y decidió seguir haciendo su trabajo. Al fin y al cabo su vida no era tan mala, para ser un burro.

Unas horas antes de que el sol saliese, a la hora del rocío, cuando el frío es más punzante, la flor amanecía, pegándose una ducha y sacudiendo los fantasmas de sus sueños. Agradecía a la naturaleza su sabiduría, la flor crecía con el rocío y el sol. Desde su quietud recibía todo lo que necesitaba, lo cual no estaba nada mal a cambio de hacer de sala de citas entre insectos en primavera. Era una flor, era bella, y siempre sería bella. ¿Siempre? Y angustiada se miraba en las gotas de rocío, temerosa de perder su belleza, y con ella su función, y marchitarse, y morir donde había nacido. Esos pensamientos le atacaban los nervios, y soñaba con mover sus raíces y largarse labrándose un futuro, pero no podía, era flor. Y contaba sus lamentos al burro.

Y así día tras día. Imaginen cómo sería la cosa. Una vez, un anciano caracol pasó cerca del molino, y tardó tres días en hacer el trayecto. Durante los tres días oyó a la flor y al burro lamentándose. Cuentan que después de aquello el anciano caracol no ha parado de correr...

Un día, nadie sabe cómo ni por qué, nació una mosca al lado de una mierda del burro. La mosca se dio una vuelta por allí, esquivando el rabo del burro. A la media hora había oído ya varias veces las quejas de la flor y el burro, y se puso a pensar.

Por su corta existencia no sabía mucho del mundo, pero, al parecer, había dos clases de tipos, las flores, y los burros. El primer tipo, las flores, nacen, crecen, ponen todo patas arriba, se marchitan y mueren, y por el camino se quejan, se quejan una y otra vez por todo. Tanto se quejan que se han olvidado de que son flores! Huelen bien, tienen colores bonitos, inspiran anuncios de compresas y poesías adolescentes. Si no se quejaran tanto serían más felices, pero para eso han de entender para qué sirven.

Por otro lado,el otro tipo eran los burros. Estos eran distintos, tenían más capacidades y eso les hacía útiles, su trabajo era recompensado acorde a algún tipo de vínculo sensiblero con el dueño del molino y recompensaba con creces el esfuerzo. Se alimentaba muy bien, dormía bajo techo, y cuando venía algún familiar con críos, les daba una vuelta. Era una existencia cómoda, con cierto toque de inmovilismo racional, pensaba la mosca.

Me gustaría contar que la mosca se fue del molino, y en la ladera de un bosque conoció a una ardilla, que le contó que había recorrído muchos kilómetros entre los árboles. También me gustaría contar que la mosca conoció a los peces, y su extraño humor acuoso. Tal vez la mosca hasta trasteara por la casa del dueño del molino y viera la televisión y oliera el estante de especias en la cocina. Puede que la mosca descubriera, así, que no sólo hay dos clases de tipos, hay más, hay muchas otras vidas, muchas otras madejas, lenguas, olores, despertares y horribles borracheras. Hay caminos infinitos por abrir, y debería ser nuestra responsabilidad atrevernos a andarlos.

Por desgracia no sé que fue de la mosca, mi plano empieza donde empezó, frente a un molino, viendo como un burro y una flor discuten, un día más. Tal vez hoy me den una patada, y me mueva, al fin y al cabo, sólo soy una piedra.

Comments:
Celebro enormemente hacer llegado hasta aquí. Un abrazo. Volveré.
 
i can't get no satisfaction, estoy de acuerdo pero somos piedras duras, diamantes embrutos y romos que no sirven para nada más que para establecer una puta señal, una guía de dónde comer y dónde follar, es maravilloso el estatismo

ahora estoy haciendo mis deberes, estoy trabajando en un catálogo pormenorizado de flores, que total mientras doy vueltas a la noria de la feria de todos los años algún zumbido me alcanza

sólo espero que sea hermoso y que me acabe gustando algún día morder del mismo pétalo, roer la misma tierra o crear un mundo paralelo boca abajo donde las flores llueven sin raíces y los burros vuelan haciendpo un molino
 
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