Aperturas.
Los tiovivos son fascinantes, te montas en un unicornio, al lado de un coche de bomberos y en frente de un gran dragón verde, durante unos minutos todo gira en una orgia de luces, destellos y música estridente, después la cosa se acaba, y vuelves a pisar el frio asfalto tras desmontar del unicornio. La magia se ha acabado, y ahora las luces y la música adormecen a nuevos ocupantes de ese extraño cachivache, mientras tú te alejas buscando una nueva atracción.
Como la vida misma.
He aprendido, después de muchas ostias, a ser consecuente con mi parte inconsciente, es algo que la gente debería saber hacer.
Soy un neuras, si la calefacción está encendida y alguien deja una puerta abierta, no soy capaz de contenerme, y me he de levantar a cerrar. Tampoco dejo que se pisen las alfombras con zapatos, y odio fregar coladores.
Me he rodeado de la mejor gente que he conocido, ellos se ríen cuando cierro las puertas, incluso a veces estoy seguro de que las dejan abiertas para ver cuánto tiempo tardo en levantarme a cerrar.
No son unicornios, o coches de bomberos, o grandes dragones verdes… tampoco cautivan con luces de colores, o música de la que agrada mis oídos. Son reales, tanto que dejan las puertas abiertas, intentan pisar mis alfombras y alguna vez hasta friegan los coladores por mí.
Me gusta mi vida.
He encontrado un equilibrio que no sabía que existiera.
Ya he dicho, por ahí arriba, que soy un neuras, y parte de esa neurosis ha hecho que, durante años, buscara compartir almohada con demasiada gente, algunas veces ha valido la pena, otras no.
Hoy no comparto con nadie la almohada, aunque se me cuele de vez en cuando alguien en la cama esté, o no, yo. Eso es bonito.
Mi cama es grande, lo suficiente como para poder escapar de ella sin que yo me dé cuenta, eso creo que me gusta. En las camas pequeñas has de tocar otro cuerpo, abrazarte a él, sentir el contacto de la piel con piel, y, pese a que hay momentos en los que a todos nos gusta hacer la cuchara, hay otros momentos en los que lo mejor que te puede pasar es una paja a caraperro.
Supongo que tengo todo lo que siempre he deseado, tranquilidad.
Es feo renegar de lo que has abanderado, pero también es un síntoma de tener los huevos negros, y eso ocurre sin que te des cuenta.
Un día andas grabando corazones a punta de navaja en la corteza de algún viejo árbol, y al día siguiente deseas que exista el Tipex de savia. Es un error. Deberíamos ser capaces de ver esos corazones, antaño grabados con firmeza, y sonreír.
Tiene muy poco que ver, pero seguro que entendéis el símil. Hace poco me asaltaron por la calle para que firmara algo que tenía que ver con la retirada de las estatuas de Franco. Yo no estoy a favor de las estatuas de Franco, siempre he creído que lo mejor que se podría hacer es montar al lado de cada estatua un pequeño museo, explicando quién fue ese señor, y lo que hizo. A partir de ahí, que cada uno juzgue.
Juzgar nuestro pasado es algo que sólo podemos hacer nosotros solitos. Amargarnos con nuestro pasado es algo que implica a más gente, y luego acabas con rastas pidiendo firmas por la calle.
Evolución contra revolución. De las primeras aprendes, con las segundas sólo logras mantenerte otro asalto en guardia, hasta la próxima vez.
El hilo conductor de este discurso está cercenado y emplamado varias veces, hay trozos de distintos colores, con nudos de por medio. A veces la única forma de deshacer un nudo es cortándolo, hasta que te preguntas por qué has de desatar ese nudo. ¿Tan molesto es?. Si es así tal vez no deberías plantearte deshacerte de él, sólo entender que en su día quisiste hacerlo, independientemente de lo que quieras ahora.
Se ha de aprender a vivir en paz con tu pasado, cerrar las cosas a tiempo es la única forma que conozco de no repetir siempre los mismos errores, y que conste que lo he aprendido porque estaba ya aburrido de esos errores, fueran morenos, rubios o de colores intermedios.
En séptimo de EGB tuve una vieja profesora que decía que nos hicieron para ser dioses, pero se nos truncó el destino por nuestra propia avaricia.
La Sapo tenía razón, he tardado muchos años en entenderlo, pero a veces esa misma avaricia te empuja a desnudar un trozo de alma en una página en blanco…
Sería aburrido ser dioses.
M'ha agradat molt això q has escrit..
encara q arribis tard a casa, crec q sí, em vull casar amb tu jaja ;):)
parlem... espero q les festes bé!
Maria
Creo que Pilar no tenía razón, creo que ser dioses consiste en aceptarse, quererse y compartir ese hallazgo con los demás y seguir aprendiendo de todos, estar dispuesto a reconocer un error y creer en que hay cosas que es mejor vivir y no explicar. Más que aburrido diría que es toda una vida y necesario