La Última Fila
FORO! Las notitas de clase
23 octubre 2006
Reflejos.
Llevaba unos veinte minutos mirándose en el espejo. Intentaba ver algo que no sabía si aún estaba ahí. Tras más de cuarenta segundos sin parpadear se le humedecieron los ojos. Un par de lágrimas nacieron parejas, corriendo por su nariz en busca de un suicidio seguro, tras ellas, como cuando empieza a llover, vinieron cientos. Él se abandonó y lloró. Lloró por necesidad, llevaba demasiado tiempo sin llorar, en concreto cuatro años, desde aquel verano que ya no podía recordar...
No quería creer que hubiera perdido lo único que le importaba, así que, con lágrimas en los ojos, se volvió a concentar en el espejo, en su reflejo, en su mirada... Faltaba algo, ahí no estaba lo que buscaba. Golpeó el espejo con el dramatismo del que espera hacerlo astillas y ensangrentarse la mano, pero no lo partió, sólo logró lastimarse. Al menos el dolor le recordó que estaba vivo. Se le había olvidado.
Cualquiera que le hubiera conocido coincidiría conmigo en que no era un mal tipo, algo hosco si la ocasión lo requería, pero con un sentido del humor que hacía llevaderas las tres primeras cervezas, divertidas las tres siguientes e insoportables las tres últimas...
Yo estaba tumbado en la cama cuando recibí su llamada. Me dijo que se sabía muerto, que no podía querer y que nada tenía sentido sin poder querer. Le dije que eran gilipolleces, que sabíamos los dos, perfectamente, que no estaba muerto y le animé a ponerse delante de un espejo, a mirarse a sí mismo a los ojos hasta que encontrara una chispa, la chispa que le hiciera sentirse vivo.
Al final resulta que yo estaba en un error, que lo que le había hecho sentirse vivo era el dolor de su mano al golpear el reflejo. Volvió a llamarme para echármelo en cara, para decirme que no había ninguna puta chispa, solo unos dedos del tamaño de morcillas y del color de la ceniza. Me reí, no pude evitarlo, le dije que bueno, que tal vez no hubiera chispa pero que la ostia había servido para que se diese cuenta de que muerto no estaba. Ahora era él el que reía. Al final la conversación estalló en carcajadas.
Ahora estoy yo delante de un espejo. Lo que veo es un cúmulo de recuerdos. Una vez, en una cama, conté a alguien que me sentía feliz porque estábamos creando cosas que luego podríamos recrear. En aquel momento no pensaba que recrearlas podía hacer que me escociera el alma. En otras camas conté cuentos, en algunas hize reir y en otras llorar. Lo cierto es que a mi nunca me han contado cuentos, es una lástima.
Con lo complicada que es la vida a caraperro y somos tan capullos de querer fumárnosla a medias.
Bueno, o le suelto una ostia al espejo o me largo a la cama, de soltarle la ostia tendrá que ser con la izquierda, la derecha la tengo hecha una puta mierda, y lo peor es que no debe ser nada sano eso de inventar llamadas de teléfono con tu propio alterego para autopsicoanalizarse...
Comments:
El espejo no es más que un asidero de ti mismo, chispa cuya esperanza engaña, miente y prolonga a modo de partida y esperanza los sinuosos remiendos de piel y sentimiento.
Darle una ostia es algo más de menos, una violencia contra la evanescencia que dejas, la actitud inconformista con el rumbo disuasorio que has tomado frente a tu sentir, ley, ambición, deseo?
Preferiría o me aliviaría menos en más machacármela sosegadamente mientras me miro impunemente en el reflejo que sonríe, que obvia el miedo.
Si me permites la obscenidad aún fue más de más cuando alguién hacía eso por mí en el entresuelo de una finca, en cuya ventana mi rostro iba deformándose en gotas de deseo. Entonces la debilidad humana era mi mayor triunfo, el dejar quererse de esa manera aceptando la condición contradictoria nada más; un dios que seguía berreando y cediéndose ante placer y versos más auténticos y guturales. Después le tocó al amor, la esclavitud del regocijo aún mayor de frotar placer en la gema herida.
Darle una ostia es algo más de menos, una violencia contra la evanescencia que dejas, la actitud inconformista con el rumbo disuasorio que has tomado frente a tu sentir, ley, ambición, deseo?
Preferiría o me aliviaría menos en más machacármela sosegadamente mientras me miro impunemente en el reflejo que sonríe, que obvia el miedo.
Si me permites la obscenidad aún fue más de más cuando alguién hacía eso por mí en el entresuelo de una finca, en cuya ventana mi rostro iba deformándose en gotas de deseo. Entonces la debilidad humana era mi mayor triunfo, el dejar quererse de esa manera aceptando la condición contradictoria nada más; un dios que seguía berreando y cediéndose ante placer y versos más auténticos y guturales. Después le tocó al amor, la esclavitud del regocijo aún mayor de frotar placer en la gema herida.
Y después del después, volver a empezar... elige: un ostiazo (sólo hará doler tu puño, y siete años de desgracia en caso que seas cabulero), reconocerte frente al puto espejo (ufff, coraje pa' mirarse y aceptarse), suicidarte (y eso pa' qué?) o reinventarte (sin dejar de ser vos mismo)...
Siempre se vuelve a empezar, cambian los modos, quizás, las perspectivas, pero cada día uno vuelve a encontrarse...
Siempre se vuelve a empezar, cambian los modos, quizás, las perspectivas, pero cada día uno vuelve a encontrarse...
Se me ha chuscado el disco duro del ordenador, así que adios a mi ordenador. Pero como no hay mal que por bien no venga, me he comprado un ordenador nuevo, como ya sabes cuál es dejo que te lleguen los dientes al suelo de envidia insana.
Te quiere
MacKike... digo Kike
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